martes, 22 de abril de 2014

Mala hidratación implica riesgos para el deportista



Podríamos decir que los beneficios del deporte son incalculables, pero lo cierto es que investigaciones recientes han logrado cuantificarlos.

Una sana rutina de ejercicio mejora las relaciones sexuales, ayuda a combatir la ansiedad, y por si fuera poco, aumenta el cociente intelectual y la esperanza de vida. Sin embargo, ejercitar nuestro cuerpo manteniendo malos hábitos puede provocar el efecto contrario y tener consecuencias nefastas para la salud. 

En este sentido, es de vital importancia la rehidratación del cuerpo antes, durante y tras una práctica deportiva intensa, ya que podemos llegar a exudar hasta dos litros de sudor por hora, y si no reponemos al tiempo las reservas hídricas, se producirá un descenso del caudal de sangre y una falta de oxigenación muscular, lo que, además de mermar nuestro rendimiento, puede derivar en complicaciones como desorientación, cefaleas, taquicardia, calambres musculares, agotamiento, vómitos e incluso fiebre. 

En definitiva, la mala hidratación pone en riesgo nuestra salud y también la consecución de nuestros objetivos deportivos, con lo que debemos llevar siempre con nosotros una botella, ya sea de agua, si se trata de nuestra salida de “running” diaria, o de bebida isotónica, si se trata de una actividad deportiva intensa y prolongada. 

En el caso de estas segundas, como las pruebas de triatlón celebradas en la VII Jornada Powerade Más Allá del Esfuerzo, los expertos nutricionistas recomiendan indudablemente el consumo de bebidas isotónicas, ya que, además de hidratar, aportan sales minerales e hidratos de carbono y aumentan la absorción de agua mediante la combinación de sodio y diferentes tipos de azúcares. 

De esta manera, el deportista se mantiene protegido de los efectos nocivos de la deshidratación y experimenta un mejor rendimiento físico y mental, tal y como han demostrado las últimas investigaciones.

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