Podríamos decir que los beneficios del deporte son
incalculables, pero lo cierto es que investigaciones recientes han logrado
cuantificarlos.
Una sana rutina de ejercicio mejora las relaciones sexuales,
ayuda a combatir la ansiedad, y por si fuera poco, aumenta el cociente
intelectual y la esperanza de vida. Sin embargo, ejercitar nuestro cuerpo
manteniendo malos hábitos puede provocar el efecto contrario y tener
consecuencias nefastas para la salud.
En este sentido, es de vital importancia
la rehidratación del cuerpo antes, durante y tras una práctica deportiva
intensa, ya que podemos llegar a exudar hasta dos litros de sudor por hora, y
si no reponemos al tiempo las reservas hídricas, se producirá un descenso del
caudal de sangre y una falta de oxigenación muscular, lo que, además de mermar
nuestro rendimiento, puede derivar en complicaciones como desorientación,
cefaleas, taquicardia, calambres musculares, agotamiento, vómitos e incluso
fiebre.
En definitiva, la mala hidratación pone en riesgo nuestra salud y
también la consecución de nuestros objetivos deportivos, con lo que debemos
llevar siempre con nosotros una botella, ya sea de agua, si se trata de nuestra
salida de “running” diaria, o de bebida isotónica, si se trata de una actividad
deportiva intensa y prolongada.
En el caso de estas segundas, como las pruebas
de triatlón celebradas en la VII Jornada Powerade Más Allá del Esfuerzo, los
expertos nutricionistas recomiendan indudablemente el consumo de bebidas
isotónicas, ya que, además de hidratar, aportan sales minerales e hidratos de
carbono y aumentan la absorción de agua mediante la combinación de sodio y
diferentes tipos de azúcares.
De esta manera, el deportista se mantiene
protegido de los efectos nocivos de la deshidratación y experimenta un mejor
rendimiento físico y mental, tal y como han demostrado las últimas
investigaciones.
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